jueves, 1 de diciembre de 2011


Los tiempos sin nevera de Simbad

"Pedir coherencia política a mi padre es como pedir peras a la higuera", confiesa en Vigo ante estudiantes César Cunqueiro, hijo de don Álvaro

 07:51   
MAR MATO - VIGO Cuando César Cunqueiro, primogénito del escritor y periodista Álvaro Cunqueiro, disfrutaba de su infancia en Mondoñedo, en el letargo de la tardía posguerra española las neveras eran como extraterrestres: elementos de otro mundo. En el mundo que pisaba la sociedad lucense de interior, la función de refrigerador la realizaba –como bien podía– una barra de hielo y serrín. Fue una de las anécdotas que ayer rescató en Vigo, en la Casa Galega da Cultura César Cunqueiro.
Atendiendo a sus explicaciones estaba medio centenar de alumnos del Instituto de Educación Secundaria (IES) Alexandre Bóveda de Coia, que visitaron la exposición "No niño novo do vento" y participaron en la conferencia de César Cunqueiro, invitado este por Galaxia. Al término del acto, recitaron párrafos de obras de Cunqueiro e interpretaron de forma sentida la canción "No niño novo do vento".
En su relato, advirtió de que no vivían "en un mundo tan desarrollado como el de hoy, en el que la Semana Santa era la fiesta más especial del año, cuando se estrenaba ropa.
En el plano cultural, no había biblioteca pública pero sí dos de carácter privado; una, la de Cunqueiro. Fue así como su primogénito creció viendo con normalidad libros en las paredes y revistas sobre las sillas. El shock con la realidad, con la ignorancia, lo vivía al ir más allá de las paredes de la vivienda familiar. De ahí que el primer comentario que realizaba al llegar a otra casa era: ¡No hay libros!
Fue así como César Cunqueiro pasó de niño a adolescente en un mundo fantástico en el que destacaba, sobre todo, "la palabra y la oralidad" de su padre, atrincherado parte del tiempo en la buhardilla desde cuya ventana se veía un bosque "mágico" que dio pie a una buena porción de las aventuras de los personajes de Cunqueiro. "Era un bosque de castaños en el que había casas que parecían de cuento", recordaba ayer César.
Los recuerdos de su padre son múltiples y sinestésicos como las notas de sus discos de Vivaldi, el amor por el barroco musical, que gustaba oír con la ventana abierta. Justo al lado de la misma escribía su "literatura de sueños" .
Preguntado sobre la etapa de retorno de Madrid a Mondoñedo, denostado por los falangistas con los que había simpatizado, César Cunqueiro fue tajante: "La vida de mi padre no tiene interés fuera del ámbito familiar. Su biografía está en los libros", como "Se o vello Simbad volvese ás illas", en las que Simbad es Cunqueiro contando historias rodeado de gente en tertulias.
Añadió que "tenía un modo de ser tremendamente estable. Ni depresiones ni alegrías. Los Cunqueiro somos insumergibles". Incluso cuando la guadaña estaba a punto de pasar, Álvaro Cunqueiro "sabía que iba a morrir y no se quejó", recordó su hijo.
César también tuvo que parar en un episodio oscuro cuando uno de lo estudiantes del Alexandre Bóveda le preguntó sobre el falangismo o nacionalismo de su padre: "Mi padre no era político. Pedirle coherencia es como pedirle peras a la higuera. (...) Nunca se planteó el menor problema con la lengua. Era conservador, un tremendo anticomunista que vivió los procesos de Moscú del año 1938 (la Gran Purga)".
Cunqueiro, periodista
Tras la charla de ayer de César Cunqueiro, las conferencias prosiguen mañana con Ceferino De Blas, consejero de FARO DE VIGO. A partir de las 20.00 horas en la Casa Galega da Cultura hablará sobre el Cunqueiro periodista. De Blas acaba de publicar el libro Cunqueiro y Faro de Vigo. Un pacto inextinguible que el diario decano ofrece por 2,95 euros.

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